Cuentan los historiadores que, en 1620, un grupo de 102 personas salió en un viaje sin retorno, desde Inglaterra hacia América, en un barco llamado Mayflower. Entre los viajeros, había personas que deseaban encontrar un nuevo lugar para practicar libremente sus creencias, mientras otros se aventuraban a lo desconocido con la promesa de prosperidad y tierras propias.

Cuentan que el Mayflower llegó, después de 66 largos días, más al norte de lo esperado, muy cerca de Boston. El primer invierno fue brutal, y la mayoría tuvo que vivir dentro del mismo barco por unos meses, enfrentándose a la desnutrición, y muchas enfermedades contagiosas. Tristemente, apenas la mitad sobrevivió para conocer la primavera en las nuevas tierras.

         Fue hasta el mes de marzo, cuando los peregrinos empezaron sus primeros intentos por asentarse en tierra firme. Al poco tiempo, los Nativos Americanos se acercaron con ese grupo de europeos desnutridos, y les enseñaron a sembrar maíz, a pescar, a cazar y a cocinar con sus métodos tradicionales. Llegado ese otoño de 1621, casi un año después del arribo del Mayflower, el gobernador de la nueva colonia organizó la primera convivencia de acción de gracias (que en realidad duró alrededor de tres días), para celebrar y agradecer el éxito de su primera cosecha de maíz. Los americanos y los europeos fueron juntos a cazar y a recolectar, y lograron proveer lo suficiente para compartir, con espíritu de gratitud, a través del simbolismo de la abundancia. La historia confirma que esa colonia estableció una alianza de colaboración y respeto mutuo entre indígenas e ingleses que duró muchos años más.

         Este noviembre se cumplen exactamente 400 años de ese primer festejo de acción de gracias. Y más allá de las lecciones de exploración de nuevos mundos en esta historia, vale la pena rescatar que el valor del agradecimiento no tiene fecha de caducidad. Estudio tras estudio se demuestra, que el sencillo gesto de dar gracias, nos hace vivir vidas más felices y más saludables. Vale la pena, este noviembre, agradecer por lo que tenemos—que es mucho más de lo que creemos— y no perder la ilusión de compartir el éxito de las próximas cosechas.